Iglesia de San Pedro es un lugar de culto católico de Asís , en la plaza del mismo nombre. Fue construida por los benedictinos en el siglo X y reconstruido varias veces hasta que la reconstrucción final que data del siglo XIII. La fachada tiene una forma rectangular, con tres portales de entrada a que se refieren, en el segundo nivel, tres rosetas. Las dos secciones de la fachada están mutuamente separadas por un arcos cornisa colgantes. El portal central está flanqueado por dos leones.

El interior de la iglesia, que fue renovada en 1954 , cuenta con tres naves separadas por pilares, con un presbiterio elevado, ábside semicircular y la cúpula. Hay seis tumbas de XIV - siglo XV y restos de frescos de la misma época. Interesante es la capilla del Santísimo Sacramento, en estilo gótico , con un tríptico precioso por Matteo da Gualdo .

Estamos en Asís (lugar sagrado; en latín: Asisium, en italiano: Assisi). En la región de Umbría, que tanto ha dado a la Iglesia Romana. Destaca por su fachada , que recuerda la de San Francisco pero tiene 3 rosetones. Fue fundada en el siglo X como iglesia del orden religioso de los benedictinos.

Causa un sutil placer descubrir esta iglesia, no tan famosa como la de San Francisco o Santa Clara, pero muy hermosa. Construida por los benedictinos entre los siglos X y XII fue restaurada en 1954. La imponente estructura gótica-romana tiene tres naves con ábside semicircular. Se merece por lo menos una hora de tiempo: vale la pena!

Assisi es ciudad y sede episcopal de Italia, situada en la provincia de Perugia en la región de Umbría. Es donde nació san Francisco (fundador en 1208 de la orden religiosa más importante del mundo: la de los franciscanos), y Santa Clara (Chiara d’Offreducci, la fundadora de las clarisas).

La municipalidad (comune en italiano) cuenta con unos 26.000 habitantes en un área de 187 km², pero la ciudad en sí cuenta tan sólo con una población de unas 5500 personas.

Sobre el año 1000 a. C. una ola de inmigrantes se establecieron en el valle superior del Tíber hasta el mar Adriático y en los alrededores de Asís. Eran los umbros, que vivían en pequeños asentamientos fortificados sobre terrenos en alto. Desde el 450 a. C. esos asentamientos fueron tomados por los etruscos.

Los romanos controlaron el centro de Italia gracias a la batalla de Sentino en el 295 a. C. Construyeron el municipium Asisium sobre una serie de terrazas del monte Subasio.

Restos de estos tiempos pueden todavía encontrarse en Asís: las murallas ciudadanas, el foro (hoy Piazza del Comune), un teatro, anfiteatro y el templo de Minerva (hoy, iglesia de Santa Maria sopra Minerva). En 238 Asís fue convertida al cristianismo por el obispo Rufino, martirizado en Costano. Según la tradición, sus restos descansan en la Catedral de San Rufino. Los ostrogodos del rey Totila destruyeron buena parte de la ciudad en el 545. Luego cayó bajo el gobierno de los lombardos y después del ducado de Spoleto franco. La ciudad se convirtió en comuna gibelina independiente en el siglo XI. En continua lucha con la güelfa Perugia, fue durante la batalla de Ponte San Giovanni, cuando Francesco di Bernardone cayó prisionero, lo que puso en marcha una serie de acontecimientos que le llevaron a vivir como mendigo, renunciar al mundo y establecer la orden de los hermanos menores. La Rocca Maggiore, fortaleza imperial en lo alto de la colina, fue saqueada por el pueblo en 1189 y reconstruida en 1367 por orden del legado papal, el cardenal Gil de Albornoz. La ciudad quedó dentro de los confines de las murallas romanas y comenzó a expandirse en el siglo XIII. En este periodo estaba bajo jurisdicción papal y cayó bajo el gobierno de Perugia y más tarde bajo varios déspotas, como el soldado de fortuna Biordo Michelotti, Gian Galeazzo Visconti, duque de Milán, Francesco I Sforza, duque de Milán, Jacopo Piccinino y Federico II da Montefeltro, señor de Urbino. La ciudad entró en franca decadencia tras la Peste Negra del año 1348 y volvió a dominio papal con Pío II (1458-1464).

En 1569 se comenzó la construcción de la basílica de Santa María de los Ángeles. Durante el renacimiento y siglos posteriores, siguió desarrollándose en paz, según atestiguan los palacios del siglo XVII de los Bernabei y Giacobetti. Hoy es un gran centro de peregrinación y está unida a la leyenda de su hijo más conocido, San Francisco, que fundó la orden franciscana y comparte con santa Catalina ser patrón de Italia. Se le recuerda como amante de la naturaleza, siendo una de las leyendas de su vida sus predicaciones a los pájaros. Se vio afectada por dos devastadores terremotos en 1997, pero se ha producido una gran restauración. La basílica de San Francisco abrió dos años más tarde. La ciudad está dominada por un castillo medieval llamado “La Roca Mayor” construido por el cardenal Gil Álvarez de Albornoz (1367) al cual le hicieron añadiduras los papas Pío II y Pablo III. Lo mejor de la ciudad es pasear por sus callejuelas medievales durante horas.

Recomiendo al menos dos días completos.

Si no se dispone de tanto tiempo, es especialmente de destacar:

1. La Basílica de San Francisco de Asís, junto a otros lugares franciscanos de Asís, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2000. El convento franciscano y la iglesia menor y la mayor (basílica inferiore e superiore) de San Francisco se comenzaron a construir inmediatamente después de la canonización en 1228 y fueron concluidas en 1253. La iglesia menor cuenta con frescos que fueron restaurados por los famosos artistas del alto medievo Cimabue y Giotto. En la iglesia mayor se hallan frescos de Giotto que representan escenas de la vida de San Francisco.

2. Santa María la Mayor (Santa Maria Maggiore) la más antigua de las iglesias que se conserva.

3. La Catedral de San Rufino cuenta con una fachada románica, tres rosetas y un interior del siglo XVI. Fue en parte construida sobre una cisterna romana.

4.Santa Clara con sus innumerables rosetas y su simple interior gótico comenzó a ser construida en 1257 y contiene la tumba de la santa y frescos y pinturas del siglo XIII.

5. Santa María de los Ángeles (Santa Maria degli Angeli) que alberga la Porciúncula, es la séptima iglesia del mundo en cuanto a dimensiones.

La región de Umbría es «el corazón verde de Italia». A la fertilidad de su tierra se agrega la belleza de su paisaje, cantado por poetas y maravillosamente pintado por maestros de la escuela umbra. Las derivaciones de la cadena de los Apeninos la cruza en forma de colinas que descienden hacia los pequeños valles. El más importante de éstos es la irregular llanura espoletana. Frente a ella se encuentra la ciudad de Asís, edificada sobre una de las colinas que sirven de contrafuerte al monte Subasio, a una altura de 424 metros sobre el nivel del mar. Según la leyenda, Asís tendría un origen mitológico: fundada por Dárdano en el año 865 a.C. Dárdano, hijo de Electra, estaba en guerra contra su hermano Jasio. Un día que acampaba en el Subasio, vio en sueño que Júpiter y Minerva lo protegían. Animado por tal sueño ofreció un voto a los dioses si salía vencedor.

El templo de Minerva, diosa de la guerra (hoy Santa María Sopra Minerva), que domina la plaza de la Comuna de Asís, sería según la historia, el cumplimiento del voto del guerrero mitológico, el cual lo habría edificado sobre el sitio donde tuvo el sueño. Otros pretenden que la fundación se debe al príncipe troyano Asio, de quien derivó su nombre el monte Subasio (Sub Asio = bajo el dominio de Asio). Algo más pás probablemente que la historia anterior, el origen de Asís se remontan a las tribus de los umbros, que hubieron de compartir el poblado con los etruscos cuando éstos invadieron y dominaron el lugar desde el siglo IV a.C. Del período de la dominación etrusca se conservan vestigios en la muralla, cerca de la puerta San Giacomo y en vía Portica, cerca de la torre comunal. Los corredores subterráneos desde el centro de la ciudad hacia la Rocca son de esta época. En el siglo III a.C. (finales del mismo) se inició la dominación romana tras la batalla de Sentino (295 a.C.), en la que los etruscos y sus aliados los umbros fueron vencidos por el cónsul Q. Fabio. Poco después fue municipio romano como parte de la Tribu Sergia, debiendo suministrar soldados a las legiones, pero con todos sus derechos económicos y civiles. Todo municipio romano tenía un foro, un templo, unas termas, un teatro y un anfiteatro.

Aún hoy se observa, además de las columnas y el frontón del templo de Minerva, los restos del foro romano en excavaciones hechas debajo de la plaza comunal, vestigios del teatro que estaba ubicado cerca de la actual catedral y el emplazamiento del anfiteatro cerca de la puerta Perlici. Se sabe que las termas estaban ubicadas cerca del foro. De esta época son la gran cisterna que hoy sirve de fundamento a la torre de San Rufino y algunos restos de estatuas, capiteles, columnas, etc., que se pueden visitar en el museo romano, cerca de la plaza comunal, en la cripta de la Iglesita de San Nicolás. Famosos escritores romanos mencionan a «Assisium» en sus escritos: Catón el Viejo, Estrabón de Amasia, Silvio Itálico y Plinio el Joven. Asís no solo tuvo una cierta prosperidad, sino que también gozó de un buen nombre. El poeta Sesto Aurelio Propercio (46 a.C. -16 d.C.), parece que nació en Asís, aunque hay más de diez ciudades umbras que se disputan su cuna. Según la antigua tradición, el evangelizador de la región de Asís fue San Rufino, que vino de Masia en época Diocleciano. En la persecución a los cristianos declarada por el emperador, el obispo Rufino fue ahogado en el río Chiascio (año 238) y los cristianos recogieron su cuerpo. Después fue llevado solemnemente a Asís y guardado en un sarcófago romano. La tradición asegura que sus sucesores San Vitorino y an Sabino también fueron martirizados. Sin embargo, no se conoce ningún documento histórico que confirme estas tradiciones.

El primer obispo de Asís del que se conservan documentos se llamó Aventino, enviado por Totila como embajador ante el emperador de Bizancio (año 547). Hacia finales del Imperio romano, Asís sufrió las consecuencias de las invasiones de los pueblos bárbaros del norte. En el año 492 D.C. Assisi fue dominada por los visigodos de Teodorico. En el 536, reconquistada por Sisifrido en nombre del emperador Belisario. Poco después, en el 541, devastada por Totila y sus tribus godas. Once años después, de nuevo reconquistada por las tribus bizantinas de Narsés. Más tarde cayó bajo el dominio de los lombardos, quienes la anexionaron al ducado de Espoleto en el año 568. En tiempos de Carlomagno los francos hicieron un nuevo asedio y saqueo (año 773). En el período del Imperio romano-germánico, tuvo altibajos. Siempre en lucha contra su vecina Perusa, eterna rival, que pertenecía al partido del papa (güelfos), en tanto que Asís pertenecía al partido del emperador (gibelinos). Las guerras más famosas de esta época son: la de 1054, en la que Asís se alió a otras ciudades imperiales contra Perusa la güelfa; y la de 1202, en la que tomó parte el joven Francesco. Poco antes de esa batalla comenzó para Asís una situación política nueva: su independencia comunal. El momento crucial de su proceso de independencia fué la toma y destrucción de la Rocca Maggiore en 1198, aprovechando las transacciones políticas entre el papa Inocencio III y el duque Conrado de Lutzen, quien a nombre del emperador entregó al papa el ducado de Espoleto. La Rocca fue símbolo del poder imperial. Conrado recibió a Asís como feudo de manos de Federico Barbarroja tras una rebelión en la ciudad, en el año 1174. Entonces, alcanzó un alto grado de desarrollo, como se puede comprobar del incremento de las edificaciones monumentales y de la ampliación de sus murallas. El período de bonanza se extendió durante todo el siglo XIII, favorecido por la paz con Perusa. Los intentos de invasión de las tropas sarracenas enviadas por Federico II (1240 y 1241) bajo el mando de Vital de Amberes no alteraron el progreso de la ciudad. A partir del siglo XIV y tras la cautividad de los papas en Aviñón, comenzó para Asís un período tormentoso en el que luchas intestinas se alternaron con invasiones de tiranos de otras partes. Las peores luchas intestinas fueron entre los siglos XIV y XV. La ciudad se dividió en dos facciones capitaneadas cada una por una familia. El partido güelfo estaba comandado por la familia Nepis («la nobilissima parte di sopra») y el gibelino por la familia Fiumi («la magnifica parte di sotto»). Los dominios tiránicos más importantes fueron los de Gian Galeazzo Visconti, los Montefeltro, Biordo Michelotti, Broglio de Trino y Francisco Sforza. Perusa también dominó Asís varios años en el siglo XV. El saqueo más dañino para la ciudad fue el de Piccinino en 1492. Con Pablo III (1534-1549), la ciudad volvió al dominio del pontificado, logró un período de estabilidad y trató de recuperarse de los estragos de los dos siglos anteriores, pero tal dominación frenó el impulso de su progreso en los siglos precedentes.

A excepción de la dominación napoleónica, Assisi siguió perteneciendo a los estados pontificios, hasta 1860, que pasó a formar parte del reino unido de Italia. Dos acontecimientos muy difíciles para la ciudad marcaron este período. Uno, la peste de 1642 y el terremoto de 1832, que produjo enormes daños, siendo necesarios 15 años para reparar todas las casas y edificios públicos. Desde comienzos del XX la ciudad ha tenido un gran progreso, gracias al interés de los historiadores, iniciativas de sus dirigentes comunales (de destacar, Arnaldo Fortini), la laboriosidad de su gente y el interés que la figura de San Francisco despertó a lo largo del siglo. Basta para corroborarlo, la celebración de acontecimientos como el séptimo centenario de su muerte (1926), la declaración de San Francisco como patrón de Italia (18 de junio de 1939), la visita de Juan XXIII (el 4 de octubre de 1962, primera salida voluntaria de un Papa del Vaticano, las celebraciones del 8º centenario de su nacimiento (1981-1982) y la Jornada Mundial de la Paz (26 de Octubre de 1986) que congregó en Asís a todos los líderes religiosos del mundo . Entre sus personajes más notables están los pintores Tiberio de Asís, Dono dei Doni y Andrea l'Ingegno, el poeta Propercio, el escultor Pietro di Damiano, historiadores como Antonio Cristofani y Arnaldo Fortini, santos como Gabriel de la Dolorosa, el beato Gil y los hermanos de la 1ª fraternidad franciscana, anta Inés de Asís y su hermana, la insigne santa Clara, cofundadora de la segunda Orden franciscana y discípula del santo y humildísimo Francesco di Pietro Bernardone (el Porobello o Alter Christus), gloria de la ciudad y del mundo, el más perfecto seguidor que la historia ha conocido de Jesucristo y hombre que llegó al más alto grado de realización humana.